En el Valle de Egüés encontramos un importante y valioso entorno natural, con distintas zonas geográficas y un rico y variado paisaje.
Geografía
En el Valle de Egüés se observan tres diferentes zonas orográficas: los Valles Pirenaicos, el Valle y los Llanos de Badostáin y Ardanaz, que se encuentran a una altura media de 500 metros y que marcan la divisoria con el Valle de Aranguren.
En los Valles Pirenaicos nos encontramos con Sagaseta, Elía, Egulbati y Amocain). Están situados en torno a los 900 metros y presentan una orografía típica del paisaje pirenaico con profundos y abruptos barrancos. Los dos más importantes son el de Egulbati y el de la regata de Elía. Desde el final de este último se observa la cima del Lacarri, la mayor elevación del Valle de Egüés con 1.046 metros.
El Valle (Alzuza, Azpa, Egüés, Elcano, Echalaz, Eransus, Ibiricu y Ustarroz) comprende desde el final de los valles pirenaicos hasta la línea marcada por los montes de Malkaitz (711 metros), Mendizorrotz (786 metros), Tangorri (845 metros) y Sariandi (800 metros). La cruza el río Urbi que recoge las corrientes de los barrancos del norte. Su paisaje, con escasas pendientes, se parece más al de las extensas llanuras de Badostain.
Finalmente, en los Llanos, los altos de Badostáin (590 metros) y el cerro de Aldabarren (535 metros) marcan la divisoria con el vecino Valle de Aranguren. Salvo pequeñas ondulaciones del terreno, el paisaje de esta zona es predominantemente llano. Sus campos están cubiertos de cereal y, en su mayor parte, están cultivados.
Flora
Respecto a la flora, hay ligeras diferencias entre estas tres zonas. Por un lado, dentro de los Valles Pirenaicos están caracterizados por la presencia de estrechos barrancos y sombrías cuencas con numerosas torrenteras, y proliferan las hayas y robles. Una vez se abre el campo abierto ceden su lugar a especies más bajas propias del sotobosque como el boj, el tojo, o el brezo cuya presencia nos recuerda continuamente la toponimia del valle.
Por otro lado, en los lugares que conforman el Valle el paisaje vegetal se caracteriza por la presencia de especies arbóreas únicamente en la cuenca del Río Urbi ya que el resto de su superficie ha sido dedicada a la explotación agrícola. Entre otros hay fresnos, chopos junto a las orillas, sauce y ocasionalmente algún aliso.
Finalmente, en el Llano de Badostáin proliferan especies más adaptadas a la falta de humedad como la encina y el quejigo. Los bosques que forman estas especies son muy frondosos y el tránsito por ellos se ve dificultado por la gran presencia del boj, matas de pacharán y zarzamoras.