(Orio, 1908- San Sebastián, 2003)

Jorge Oteiza es considerado internacionalmente uno de los artistas más importantes del arte español del siglo XX y uno de los máximos exponentes de la Escuela Vasca de Escultura.

“La trayectoria artística y personal de Oteiza estuvo siempre envuelta en un halo mítico debido a su carácter visionario y turbulento, y sobre todo por el hecho de que, en 1959, Oteiza anunciara inopinadamente su abandono de la escultura; una noticia aún más asombrosa si consideramos que en esos momentos se encontraba en el cenit de su carrera artística, con la reciente concesión del Primer Premio de Escultura de la Bienal de Sao Paulo en 1957, con exposiciones en diferentes galerías de América y contratos de representación en Alemania y otros lugares.

No obstante, si nos atenemos a la particular idiosincrasia del personaje, así como a su elaborada teoría estética, quizás esta decisión no resulte tan chocante. Oteiza, desde sus primeros momentos, había declarado que quería convertirse en el escultor que no era y, consecuentemente, toda su trayectoria no es sino una renuncia a sí mismo y una apelación a quien quiere ser, una puesta en crisis y reconstrucción permanente de la subjetividad propia, basada en la idea de que el objetivo final del arte no es la obra, la pintura o la escultura, sino, más bien, la elaboración del propio artista como una persona educada desde el arte y dispuesta para actuar directamente en la sociedad”. (Fundación Museo Jorge Oteiza).

La huella del artista vasco en el Valle de Egüés es muy profunda. Alzuza se convirtió en su lugar de residencia al tiempo que la localidad se enfrentaba a su despegue como zona residencial de alto nivel. Hoy podemos admirar su obra y conocer más sobre su vida y su trayectoria artística en la casa-museo que lleva su nombre.

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